jueves, 15 de diciembre de 2016

EL RECUERDO PLASMADO EN UNA REVISTA



El caso había tomado repercusión nacional. La edición número 243 del 4 de enero de 1968 de la Revista Así dedicó 8 páginas con declaraciones, y fotografías del rastro del accidente y del sepelio.
La revista fue creada en 1955 por Héctor Ricardo García, el mismo que dundo el Diario Crónica. Ambos nacieron con la peculiaridad de tener un estilo periodístico de tono popular y sensacionalista. Estas características fueron reflejadas fielmente en el informe donde presentaron la tragedia del Club San Cayetano.
En el Valle de Tafí solo pudimos encontrar dos ejemplares. Uno de ellos está en Casas Viejas. En manos de Doña Modesta Amancia Guanco.
Daniela conocía la existencia de la revista gracias a su novio. Él le había contado de la existencia de uno de los pocos documentos escritos que se conservan.
La señora recuerda muy poco de cómo le llegó el ejemplar. —Eso es lo que no me acuerdo como lo conseguí. La revista la tenía un mecánico.
La tragedia le tocó muy cerca a Doña Modesta. En el accidente murió su hermano Gabriel Dionicio Guanco. Aunque también tuvo la fortuna de no perder a su compañero de vida que había decidió no ir a la cancha ese fatídico domingo. — Benigno no se fue porqué estaba trabajando para hacer la comida de las fiestas.
Era víspera de navidad y ella junto a Benigno Espíritu Sequeira iban a pasar la noche buena en casa de José Tolaba.
Al mediodía, Doña Amancia había escuchado venir el camión que llevaba a los hinchas y jugadores de su amado club. — Me acuerdo que estaba con Doña Juana (la señora que crió a Don Benigno). Ella estaba tejiendo mientras yo le cebaba mates. Lo sentí al camión que iba por acá, salí, mire y les decía ‘chau’”. Doña Amancia mientras nos contaba movía sus manos recordando ese último saludo.
Luego del paso del vehículo por el frente de su casa surgió una señal premonitoria: en la base de la pava que contenía el agua para cebar los mates se le había pegado una braza del fuego. Ella recuerda cada detalle de esa conversación:
- Doña Juana, ¿Por qué se pega esa braza negra en el asiento de la pava? Preguntó Amancia.
- Eso no es una buena señal. Contestó Doña Juana.
- ¿Por qué? Repreguntó Amancia.
- Eso es luto. Aseveró Doña Juana.
Y exactamente fue así.
Doña Amancia rememora el momento en el que le avisan la noticia del accidente. — Esa tarde el sol estaba un ratio, llovía, volvía a dar un poquito el sol y llovía de nuevo.
Ella estaba en el mortero ubicado en el partió de su casa cuando pasó su hermana seguida de dos perros.
- ¿Qué te pasa? Le dijo Amancia a su hermana.
- ¡Vamos, Amancia! Porqué ha muerto Garbiel, contestó su hermana.
- ¿Adonde?, volvió a preguntar y no le contestó.
Empezó a correr y a encontrar gente. — Preguntaba quiénes eran los que habían fallecido y nadie sabía.
La desesperación por encontrar a Gabriel encontró la primera respuesta. — También ha caído. Pero no sé cómo estará.
El hermano de Amancia había sido rescatado del rio. — Estaba en el hospital. Lo estaban atendiendo porque estaba vivo. Pero el pulmón se le reventó y por eso murió.
Juana, la hermana de Amancia, trabajaba en la casa de Pascual Tolaba. Al estar cerca del hospital fue la primera persona que fue al hospital a reconocer el cuerpo.
Al tiempo, Amancia se enteró que Gabriel podría haberse salvado. — Algunos chicos se bajaron en el alto y se venían caminando con Don Florencio Salazar y Don Alberto. Ellos lo querían traer a Garbiel. Él se estaba viniendo pero se volvió a subir al camión.
La tristeza llegó, en ese momento, a la casa de Doña Amancia. — Mi mamá lloraba y decía ‘¿Por qué a su hijito tuvo que pasar por esto’?
“Todo era una tristeza” es una frase que repite a cada rato Doña Amancia, sobre todo a la hora de hablar del velorio. — Estábamos en la cancha de San Guillermo. Ahí se los veló a todos.
La lluvia dijo presente también en este momento. — Cuando se estaban colocando los féretros en el camión para llevarlos al cementerio se largó una tormenta. Quería pasar por encima de la tapia de la cancha. Porque era tan grande ese temporal.
Doña Amancia afirma una versión que desde el principio nos contaron: — Los gritos se escuchaban por el cerro.
La señora también culpa al conductor del camión. — El chofer tiene mucha culpa. ¿Por qué no se paraba y se quedaba? Lo mismo iba a pasar esa tarde nomas.
Luego de esta fecha, Doña Amancia reconoce que la Navidad se dejó de festejar en ese barrio. — Todavía no se pudo superar. Muchos lloran. Se nota la tristeza cada 24 de diciembre.
El segundo ejemplar que conseguimos lo tiene Ramón Cecilio Cáceres. En la década de 1960 solo existían dos negocios que se dedicaban a la venta de revistas en Tafí del Valle. Don Roa, él también era fotógrafo, era uno de los vendedores y el otro era Don Rabiche. El expendía La Gaceta, el principal diario de Tucumán; la revista “Goles”, especializada en Deportes; entre otras publicaciones. Y también vendía la “Así”. Su local estaba ubicado en la Peatonal Los Faroles, donde actualmente funciona la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Tafí del Valle.
Ramón Cáceres le había comprado a Don Rabiche la edición número 243 del 4 de enero de 1968 de la Revista Así. — Conseguí la revista y estaba todo ahí (en referencia al informe del accidente).
El ejemplar está casi intacto. Aunque le falta la primera página del informe sobre la tragedia del San Guillermo. — Yo no sé cómo se me dio por guardar las cosas.
Nuestra ciudad era un pueblito rural tucumano en esa época. — Era la primera vez que Tafí aparecía en los medios.
Desde su casa, Ramón Cáceres vio como llevaban los cuerpos a los cementerios. — Al ver eso más de uno habrá llorado.
El conocía a varias de las personas que fallecieron. Recuerda con cariño a un chico de apellido Guanco y al “Zurdo” Mamaní. — Era un joven alto que jugaba muy lindo a la pelota.
También conoció a algunos sobrevivientes. José Ríos se salvó del accidente y su historia de supervivencia es conocida. — Él no se largaba. Estaba agarrado y colgado en los fieros del camión dando los pies en las piedras que entraron al camión. Cuando fue rescatado no podían hacerlo soltar el camión.

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